viernes, 17 de agosto de 2007

Sectas

El revuelo causado por el hallazgo del cuerpo sin vida de una joven profesora de danza, quedado en evidencia tras su exhumación al interior de una parcela en Pirque (Chle), viene a poner en el tapete la existencia y articulación de las denominadas Sectas a lo largo de nuestro país. Si bien el fenómeno sociológico de las sectas no es nada nuevo, la casi nula información al respecto parece confirmar su verdadera condición de sociedades secretas. Muchos grupos, ya sea las mafias, pandillas, tribus urbanas, entre otras, pueden ser consideradas también como sociedades secretas.

No obstante, las sectas en particular, pueden ser definidas a grandes rasgos como aquellas agrupaciones de personas que se reúnen con la finalidad de encontrar un valor existencial a sus vidas, se aíslan voluntariamente y radicalmente de la vertiginosidad de la vida cotidiana, se desprenden y rechazan lo material y el consumismo de una vida pasada, van contra lo establecido, imponiendo sus propias reglas y normas mediante la subordinación a escala jerárquica desde la obediencia y incondicionalidad a un líder casi “sobrenatural”.

Por lo demás, siguen una doctrina o ideología la cual de manera ortodoxa la creen únicamente válida y sinónimo de verdad. En sus prácticas cotidianas son adoctrinados desde un principio y utilizan el ritualismo como prueba de fidelidad, adoptan el secreto contra la intromisión desde el “mundo exterior”, sus vínculos son construidos a través de la socialidad a manera de familia renegando de sus parientes directos y se autogestionan o autofinancian para suplir sus necesidades básicas.

De esta forma, el asombro e interés por conocer el “imaginario subterráneo” al interior de las denominadas sectas, es explicable, debido a que siempre lo desconocido sumado a lo prohibido ha sido un atractivo para el hombre. Sin embargo, más allá del ostracismo y lo contradictorio que hemos podido conocer respecto a estas sociedades secretas, también es necesario señalar que las sectas; irracionales, místicas, sentimentales, violentas o como se les quiera catalogar, quiérase o no, siempre en su formación están constituidas de manera consciente y por la voluntad propia de sus integrantes, dejando de lado la individualidad mediante la desindividualización en base al grupo, la construcción y manejo con alta fluidez de una extensa gama de símbolos y lenguajes comunicativos, reciprocidad, confianza y un saber mutuo entre sus integrantes, lo cual es desconocido por muchos de nosotros, debido a la creación de una muralla protectora por intermedio del secreto que no les permite ser percibidos en su construcción “atípica”o sui generis de pequeña comunidad desde el “primer mundo”.

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