martes, 14 de agosto de 2007

El Tatuaje

Publicación para el diario La Estrella de Iquique, Chile.

El tatuaje, conocido comúnmente como la decoración o grabado de la piel tanto en mujeres como en hombres mediante la utilización de agujas y pigmentos, contrariamente a lo que se puede pensar, tiene un origen cultural milenario.

La expresión tatuaje, irezumi en japonés o en inglés tattoo, proviene del polinesio tátau, que significa marcar o golpear en dos ocasiones. Algo acorde con la acción de tatuar la piel, aunque precisamente no se ejecute en dos, sino un sinnúmero de veces.

Religioso, terapéutico, intimidatorio, de protección mágica o de fertilidad, son algunas de las significaciones que se les ha asignado al tatuaje en ciertas tribus como los beduinos, beréberes y nubios, los que aún utilizan a manera de ritual estas prácticas tanto en recién nacidos como en adultos.

Esto nos va a demostrar que el tatuaje en el seno de una cultura o tribu que corresponda, va a otorgar un valor agregado a quien lo exhibe, así como status y un significado muy particular dependiendo de la sociedad a la cual represente.

Marineros estigmatizados como agresivos y presidiarios, fueron los pioneros en el siglo veinte en utilizar diversos diseños y motivos de tatuajes tanto en Europa como en América.

Esto significó que el tatuaje estuviera por largo tiempo asociado a la marginalidad y la desviación social. Sin embargo, hoy por hoy lo cierto es que el tatuaje continúa indiscutiblemente ligado a la percepción social del cuerpo, ya que este representa algo que quiere darse a conocer y ser reconocido según sea el la localización o tipo de tatuaje.

Ciertamente, el tatuaje ha trascendido con el pasar del tiempo, el plano religioso, las clases sociales y el género, transformándose desde lo reservado exclusivamente para unos pocos, hasta una expresión más masiva asociada a la juventud.

Particularmente en nuestro país, el tatuaje es algo que se realiza mayoritariamente en un rango de edad que fluctúa entre los dieciocho (aunque menores de edad también se realizan sin el consentimiento de sus padres) y los veintitrés años de edad.

El "ritual moderno" de ser tatuado tolerando en buena forma el dolor, parece activar ciertos mecanismos de pertenencia en jóvenes -aunque no exclusivamente- de ciertas tribus urbanas, destinado a mitigar aquella incesante búsqueda de identidad y reconocimiento social.

Sin embargo, para los más divergentes, esta expresión a través del grabado consensuado del cuerpo, es visto como una autoflagelación carente de sentido, especialmente en el caso de los jóvenes, ya que pasada una edad, al tomar conciencia de este acto, sufren un profundo arrepentimiento.

En conclusión, es importante conocer, comprender y reconocer que el tatuaje se ha transformado en una expresión corporal en los jóvenes de hoy en día, los cuales utilizan sus propios cuerpos como verdaderos lienzos expuestos para los demás.

Al igual que los graffiti callejero, el tatuaje debe ser investigado de manera seria, debido a que representa una verdadera cartografía para la comprensión de la "armonía conflictiva" de la juventud actual.

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