sábado, 8 de septiembre de 2007

Don Quijote

Más de cuatro siglos han transcurrido desde la primera edición de una de las obras más significativas de la literatura universal escrita por Miguel de Cervantes, como lo es Don Quijote de la Mancha. Esta obra ha sido considerada como una de las más completas de su género, debido a su profundidad y enseñanza, a partir de su personaje mítico, don Alonso Quijano el Bueno – Don Quijote- , el cual presumiblemente queda con su juicio trastornado al leer en exceso novelas de caballería como Amadís de Gaula.

Es increíble como este personaje creado hace tantos años, hoy por hoy esté tan arraigado en el imaginario colectivo del mundo entero, inclusive convirtiéndose en una especie de mito, la creencia popular de la real existencia de aquel desgarbado personaje.

No obstante, las aventuras del hidalgo caballero y de su fiel escudero Sancho Panza, no han quedado restringidas solamente a la literatura tradicional, sino que también han sido estudiadas y analizadas desde las ciencias sociales. Precisamente para Alfred Shutz, en referencia a esta obra, el hecho de que podamos pensar de manera diferente un mismo objeto y una vez realizado esto, que modo de pensamiento utilizar y cual desechar, nos demuestra que el origen de toda realidad, es subjetiva, o sea, la realidad es vista como cada cual la quiera considerar.

Esto queda al manifiesto, al apreciar de qué manera concibe su realidad Don Quijote. Para algunos el mundo privado de dicho personaje, parece ser construido de forma obsesiva debido al amor profundo, por su amada y “bella” Dulcinea; lleno de locura, por luchar contra gigantes creados dentro de su universo cerrado, los cuales a los ojos de los demás solo eran enormes molinos de viento; idealista, por autodenominarse un caballero andante, representante de Dios y la justicia en la tierra; y testarudo y resiliente, debido a que pese a todos sus fracasos supo levantarse y sobreponerse avanzando nuevamente hacia sus objetivos trazados.

En definitiva, el Quijote de la Mancha nos remonta a la sensibilidad, magia y encantamiento de la era tradicional, a diferencia de Sancho Panza, el cual nos indica el paso de la era tradicional a la moderna, mediante un hombre nuevo dotado de la razón, pero desprovisto de aquel encantamiento de una época lejana, representando metafóricamente en cierta medida a la sociedad actual, la cual vive de manera estructurada y carente de ideales propios su vida cotidiana.

A pesar de que al final de la obra el Quijote muere en su sano juicio como lo señala el epitafio de su tumba -“Aquí yace él que vivió loco y murió cuerdo”- y los papeles parecieran revertirse entre este y Sancho Panza, el Quijote Sanchificándose y Sancho Quijotizandose en cierta forma; hoy en día, aún se califica de conducta quijotesca para designar lo heroico, idealista o rebelde de una persona, de lo cual se desprende la siguiente pregunta a manera de metáfora:

¿Cuándo nos observamos al espejo, que vemos reflejado, un Quijote o un Sancho Panza?


1 comentario:

Anónimo dijo...

ni idea